Olvido
>> viernes, 21 de septiembre de 2012
Hoy me he detenido a conversar con mi corazón, a pesar de todo lo pasado de nuevo vuelve a ser un lienzo en blanco, la noche me va a absorber como lleva haciéndolo desde hace tanto tiempo...
He visto las piedras que rodean los muros que delimitan ese corazón latente... he avistado los campos desiertos, las praderas abandonadas, la piel que te echa tanto de menos, el tiempo carente de sentido sin tus fugaces besos, mis manos aclamando tu cuerpo para acariciarlo lentamente.
He mirado al cielo y con los brazos en cruz he preguntado que hago aquí, donde están esas olas que susurraban tu nombre, quien ha robado esa playa que te traía a mi... el final del día ha llegado.
Quizás, quien sabe, sea un mundo muerto para que nos detengamos sin darnos cuenta de cuanto y como estamos perdidos, quizás mi soledad lleve tu nombre, la carga que soporto sobre mis hombros se hace cada vez mas pesada...
Solo yo, quizás consiga, acallar el aliento de una boca que grita en silencio buscándote en cualquier cosa, quizás algún día pudiera decir te quiero, correr a su lado, cruzando esos verdes prados donde una vez conversamos, alargar las manos y encontrar su mejilla, inmóvil, a la espera de que le acaricie de nuevo con mis dedos, con mis ojos, con mis labios y tocare la felicidad de nuevo porque nada habrá que nos separe...
En esta extraña noche un beso se tornara irrepetible para salvarme del olvido...
He visto las piedras que rodean los muros que delimitan ese corazón latente... he avistado los campos desiertos, las praderas abandonadas, la piel que te echa tanto de menos, el tiempo carente de sentido sin tus fugaces besos, mis manos aclamando tu cuerpo para acariciarlo lentamente.
He mirado al cielo y con los brazos en cruz he preguntado que hago aquí, donde están esas olas que susurraban tu nombre, quien ha robado esa playa que te traía a mi... el final del día ha llegado.
Quizás, quien sabe, sea un mundo muerto para que nos detengamos sin darnos cuenta de cuanto y como estamos perdidos, quizás mi soledad lleve tu nombre, la carga que soporto sobre mis hombros se hace cada vez mas pesada...
Solo yo, quizás consiga, acallar el aliento de una boca que grita en silencio buscándote en cualquier cosa, quizás algún día pudiera decir te quiero, correr a su lado, cruzando esos verdes prados donde una vez conversamos, alargar las manos y encontrar su mejilla, inmóvil, a la espera de que le acaricie de nuevo con mis dedos, con mis ojos, con mis labios y tocare la felicidad de nuevo porque nada habrá que nos separe...
En esta extraña noche un beso se tornara irrepetible para salvarme del olvido...
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