Ternura..

Todos tendríamos que gozar del placer de disfrutar un poco de ternura.
Nadie debería carecer de ternura ni de un abrazo o un beso cariñoso sin venir a cuento.
No habría nadie enfermo por carencia de ternura.
La piel que no se acaricia con un poco de ternura por otra piel ajena a la suya, se marchita lentamente.

Al igual que le ocurre a unos ojos que no se miran con ojos de centauro por la cercanía en que se admiran.


Unos ojos que no son observados de cerca, acaban perdiendo su brillo. Pues el brillo lo alimenta la ternura con la que se aprecian.

Unos labios que no son acariciados por otros labios con la dulzura necesaria, despacio y suave, suelen perder la sonrisa, transformándose en una mueca triste.

Y es que el ser que no recibe de vez en cuando un abrazo con ternura, envejece y enferma.

No basta regalarla, a veces pensamos que con ofrecerla están resueltas nuestras carencias, pero no se trata de eso.. se trata de recibirla, se enferma de no recibir ternura, a pesar de ser experta en regalarla...

La ternura al fin y al cabo es una necesidad física, no es un bien que se regala
a quien quieres sino a todo aquel que la necesita y te sale del alma dársela..
La carencia de esta a lo único que lleva es a la tristeza eterna.
A veces me pregunto si no estaré enferma... y cada vez encuentro más clara la respuesta...
Estoy enferma de ternura... de amarrarme en un abrazo y sentirme como en casa