Leyenda de la Luna y el Sol
>> martes, 15 de diciembre de 2009
Cuando el mundo aun no existía, el Sol y la Luna ya se amaban.
El universo decidió que el Sol iluminaría el día y la Luna alumbraría la noche, siendo así, estarían obligados a vivir separados.
Condenados a amarse en soledad y silencio, a pesar de su brillo sobrenatural:
- Tú, Luna, iluminarás las noches frías y calientes, encantarás a los enamorados y serás frecuentemente protagonista de hermosas poesías.
- En cuanto a ti, Rey Sol, sustentarás ese título porque serás el más importante de los astros, iluminarás la tierra durante el día, proporcionaras calor y alimento al ser humano, y tu simple presencia hará a las personas más felices.
La luna se nubló de pena, y tan triste y solitaria la vieron los astros, que miles de estrellas decidieron acompañarla cada noche en su destino.
Aún hoy, ambos viven así... separados.
El Sol finge que es feliz y arde de pasión por la Luna, mientras ella sobrevive tristemente en las tinieblas de su añoranza.
Tanto llora, que hasta cambia de tamaño. Los hombres intentan constantemente conquistarla y aunque algunos han llegado incluso hasta ella, la luna no es para nadie.
Pero sucede que Dios, en su infinita misericordia, decidió que ningún amor en este mundo fuese del todo imposible, siquiera el de ellos… y fue entonces que Él creó el eclipse.
Hoy Sol y Luna viven esperando ese instante, esos raros momentos que les fueron concedidos y que tanto cuesta que sucedan. Es que los humanos recordemos que el brillo de su éxtasis es tan grande que se aconseja no mirar al cielo en ese momento, por que podríamos cegar al ver tanto amor.
Tu ya sabías que existían Sol y Luna... pero lo que quizás no supieras es que también en la Tierra algunas personas se aman así…
Como la Luna y el Sol.
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